El mero es una de las pesquerías más importantes de Yucatán. Representa entre el 50% y 60% de la captura total del estado, en la que participan tanto la flota de mediana altura como la flota menor (1). Existen otras pesquerías importantes en la entidad tales como el pulpo y la langosta, pero como comenta, en una serie de entrevistas, Ana María Frías, presidenta de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas Pesqueras, Turísticas, Acuícolas y Artesanales:
En Yucatán la pesquería más importante siempre ha sido el mero, es la columna vertebral de la pesca en el estado.
El problema es que el mero es una de las especies catalogadas como sobreexplotadas por la Carta Nacional Pesquera (2). Para exponer el grado deterioro se tiene el siguiente dato: la biomasa o cantidad de meros que había en el mar en 1976, cuando la pesquería vivió su pico máximo de captura, era de alrededor de 124,000 toneladas; para el 2003, la biomasa cayó hasta ser de 46,000 toneladas (3). Para los científicos estos niveles representan un nivel crítico y cercano al colapso. Ello, además, se ha manifestado en volúmenes de captura cada vez menores, y aunque en 2003 comenzó la aplicación de la veda por un mes, la tendencia negativa ha continuado en la última década. Sobretodo en el estado de Yucatán, la captura de mero pasó de 10,356 toneladas en 2009 a 6,239 en 2019.
Una estimación reciente de la población del mero sugiere que solo podrá recuperarse en no menos de 15 años y, únicamente, con bajas tasas de captura de entre 3,200 a 4,000 toneladas (4).
¿Cómo llegó la pesquería del mero a este estado de deterioro?
Las razones que han llevado a la pesquería del mero al deterioro son el resultado de una mezcla de factores políticos, sociales, biológicos, ambientales y hasta culturales.
En un principio, el aumento del esfuerzo pesquero (embarcaciones y pescadores) fue motivado e impulsado por el gobierno a finales de la década de los sesenta con la construcción de puertos como el de Yucalpetén y el incentivo a empresarios para la fabricación de embarcaciones y establecimiento de plantas procesadoras de productos pesqueros.
Lo anterior tenía el propósito de generar empleo y abastecer de alimento a la población de la península (5). Sin embargo, con el paso del tiempo, los gobiernos posteriores no controlaron el número de embarcaciones y pescadores, llegándose a duplicar entre la década de los ochenta y noventa (6).
Actualmente, no se sabe con certeza cuántas embarcaciones y pescadores navegan en las costas y mares del litoral yucateco. El dato oficial es que existen 638 embarcaciones de mediana altura y 3,983 embarcaciones artesanales (7), pero este dato está subestimado, pues no considera a la flota sin permisos. José Luis Carrillo, presidente de la Federación Regional de Cooperativas del Centro-Poniente comentó al respecto:
Tenemos estadísticamente alrededor de 3,500 embarcaciones menores con permiso, pero el conteo rápido de la Secretaría de Pesca dice que hay 8,000.
El mero tiene un ciclo de vida que lo hace susceptible a la sobrexplotación, que, al combinarse con malas prácticas de pesca, ha sido una causa importante de su deterioro. Por un lado, se culpa a la flota ribereña por pescar juveniles en la zona costera, y, por otro lado, se culpa a la flota de mediana altura por explotar el stock reproductor en la época de reproducción en las zonas más profundas (1). Esto ha desatado, además, una confrontación constante entre estas dos flotas por el traslape en zonas de captura.
Se suma el gran problema de la pesca ilegal. No solo son las embarcaciones que pescan sin permiso, es también la falta de respeto a la veda, a la talla mínima, y al uso de artes y métodos de pesca que dañan al ecosistema marino. Minerva Alonso, directora de la organización CeDePesca-México, comenta:
Es muy difícil convencer al pescador legal que acate tantas medidas que le impliquen dejar de pescar…. se aguanta un rato, pero llega un momento en que dice ‘estoy dejando de darle de comer a mis hijos por no pescar y viene mi vecino, que no cuenta con permisos y pesca todo el año, todas las especies’, por eso el tema de la ilegalidad es tan importante.
La pesca ilegal no solo ocurre en el mar, ocurre a lo largo de toda la cadena de producción. Los llamados “pacotilleros” compran el mero fuera de temporada y de cualquier talla. Ana María cuenta como se mete el producto ilegal al mercado:
El producto ilegal se distribuye a los pacotilleros que lo venden a los restaurantes muchas veces fileteado para que no se sepa qué producto es.
Después está el consumidor que no cuenta con una cultura del consumo responsable. José Arturo Milán, director de Desarrollo Sustentable y Proyectos Estratégico de la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentables de Yucatán (SEPASY) comentó:
Se ha registrado producto ilegal incluso en los supermercados … no hay una cultura de la denuncia, de la responsabilidad.
Lo anterior se junta con el hecho de que las tareas de inspección y vigilancia, a cargo de la Subdelegación de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura (Conapesca) se han visto también afectadas con menos presupuesto y con facultades restringidas para actuar con celeridad a nivel local.
Todos los problemas que enfrenta la pesquería del mero son difíciles de abordar, sobretodo si se espera que se resuelvan desde un solo bastión, el gubernamental. Existen, sin embargo, señales de cambio con la aparición de instituciones inclusivas en el estado que buscan implementar soluciones para detener y revertir el deterioro del mero.
Instituciones inclusivas, tanto de carácter público como privado, se coordinan entre sí para el fortalecimiento del sector pesquero en el estado.
En 2014, CeDePesca-México firmó convenios con algunos productores y comercializadores de mero para llevar a cabo un Proyecto de Mejora Pesquera (FIP) de Mero. A finales del 2017 se instaló el Comité Consultivo de Manejo Pesquero del Mero (CCPMY), y pocos meses después se formó la Red Académica del Mero. La Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentables de Yucatán (SEPASY) se instaló en enero de 2019, y, finalmente, el Consejo Estatal de Pesca que, había dejado de funcionar por muchos años, volvió a reinstalarse en 2019. José Luis Carrillo comentó:
Tenemos ya la estructura organizativa adecuada para dar pasos más seguros.
Estas instituciones, algunas de carácter público, otras privadas, se caracterizan por ser ampliamente participativas, innovadoras y con alternativas reales para llevar a la pesquería del mero hacia la sostenibilidad. Una luz a la que podemos denominar gobernanza e instituciones inclusivas se asoma al final del túnel, lo que promete ser un cambio decisivo en el destino de una de las pesquerías más emblemáticas del sureste mexicano, el mero de Yucatán.
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Bibliografía
(1) Monroy-García, C., Galindo-Cortes, G., & Álvaro, H.-F. (2014). Epinephelus morio, en la Península de Yucatán. En INAPESCA, Sustentabilidad y Pesca Responsable en México. Evaluación y Manejo (págs. 243 -278). Guadalajara, Jalisco: Ediciones de la noche.
(2) DOF (2018). Carta Nacional Pesquera 2017.
(3) Burgos Rosas, R., & Pérez Pérez, M. (2006). Mero Epinephelus morio. En INAPESCA, Sustentabilidad y Pesca Responsable en México (págs. 503 – 522). Ciudad de México.
(4) Echazabal-Salazar, O., Morales-Bojórquez, E. & F. Arreguín-Sánchez (2021). Biomass Dynamic model for multiple data series: An improved approach for the management of the red grouper (Epinephelus morio) fishery of the Campeche Bank. México, Regional Studies in Marine Science, 47 (2021) 101962.
(5) DOF. (2014). Plan de Manejo Pesquero de Mero (Ephinephelus moio) y especies asociadas en la Península de Yucatán. SAGARPA.
(6) Salas, S., Mexicano-Cíntora, G., Cabrera, M.A. (2006). ¿Hacia donde van las pesquerías en Yucatán? Tendencias, Retos y Perspectivas. CINVESTAV.
(7) Causa Natura (2021). Sector Pesquero en Números.