Los pescados y mariscos son parte fundamental de la dieta de los mexicanos. Cada año se consumen en promedio 12 kilos por persona, y la tendencia sigue en aumento (Conapesca, 2023; Sader, 2025). Sin embargo, este crecimiento ocurre en un contexto complejo donde 40% de la producción es ilegal, más del 60% de las pesquerías se encuentran en su límite sostenible y cerca del 80% de los pescadores trabaja en la informalidad, es decir, sin seguridad social ni condiciones dignas (Sader, 2025).
Esta situación no solo amenaza la salud de los ecosistemas marinos, sino la seguridad alimentaria del país. Garantizar que los pescados y mariscos provengan de fuentes legales y sostenibles es una condición indispensable para que los mexicanos tengan un acceso seguro a alimentos nutritivos y más asequibles.
En este escenario, los supermercados y las grandes cadenas de autoservicio juegan un papel clave, al ser el último eslabón de la cadena concentran una parte muy importante de las decisiones de compra: cerca del 40% de los consumidores mexicanos adquieren pescados y mariscos en ellos. Lo que los supermercados deciden vender —y cómo lo hacen— impacta fuertemente en toda la cadena: desde los pescadores y acuicultores hasta los consumidores
Con base en esta idea nació en 2023 el estudio Del Mar al Supermercado. El propósito fue evaluar el nivel de compromiso de las principales cadenas minoristas con la sostenibilidad en la
venta de pescados y mariscos. En la primera edición se pudieron visibilizar algunas buenas prácticas, pero también se encontraron muchas áreas de oportunidad (Hayashida y Onofre, 2024).






